FINANCIERO BANCARIO / por Miguel Gallardo Guerra
La implementación de procesos digitales de identificación de clientes, conocidos como e-KYC (electronic Know Your Customer), ha revolucionado la forma en que las entidades financieras identifican a sus usuarios. Gracias a tecnologías biométricas, como el reconocimiento facial o la validación de huellas digitales, hoy es posible autenticar la identidad de una persona en segundos y sin necesidad de acudir a una sucursal.
Esta eficiencia, sin embargo, debe equilibrarse con el cumplimiento normativo y la protección de datos personales. En México, el uso de biometría en el sector financiero está regulado por diversas disposiciones emitidas por la CNBV, la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, y criterios técnicos del Banco de México.
Desde la práctica legal, hemos identificado tres focos críticos que toda entidad debe atender:
- Consentimiento informado: El cliente debe autorizar de forma clara el uso de sus datos biométricos, y comprender el alcance de su tratamiento.
- Seguridad de la información: Los datos biométricos son sensibles y su almacenamiento debe cumplir con altos estándares de protección y encriptación.
- Uso proporcional y finalidad específica: No toda verificación requiere biometría. Su uso debe limitarse a los fines de identificación estrictamente necesarios.
Adicionalmente, el uso de e-KYC debe integrarse a los sistemas de cumplimiento PLD/FT, de forma que la validación de identidad esté alineada con los perfiles de riesgo y los reportes regulatorios requeridos. En ciertos casos, la implementación de mecanismos tecnológicos de identificación biométrica, como la verificación facial o dactilar, requiere autorización previa de la CNBV, conforme a las disposiciones aplicables y a los umbrales operativos establecidos, así como el cumplimiento de diversos requisitos técnicos específicos.
Desde la firma Bello, Gallardo, Bonequi y García, SC (“bgbg”), hemos acompañado a diversas fintechs, SOFOMES y bancos en la implementación legal de estos procesos, asegurando que la tecnología no solo agilice la operación, sino que fortalezca la confianza y reduzca la exposición a sanciones.
La identidad digital es el nuevo rostro del cliente. Asegurarnos de protegerlo, también es parte de nuestra responsabilidad legal.
Nos leemos!


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